“¡FELIZ AÑO NUEVO!” – Todos gritaron, entre música y ruido de cohetes, la gente se abrazaba quizás aun sin conocerse, se felicitaban y se deseaban lo mejor, otros se besaban e incluso algunos lloraban, qué gran fiesta y celebración por un año que comenzaba, o ¿sería por el que al fin terminaba?, mmmmm, mientras tanto yo observaba, me empujaban con la euforia de quererse abrazar, de hecho me saltaban como si fuera invisible o un mueble que “hacer para allá”, la neta no me importó, pues yo ya estaba dentro de mi burbuja; que, por cierto, es invisible para todos menos para mí, donde nada me puede tocar, solo observando lo que pasaba, evitando los pocos abrazos misericordiosos que algunos se atrevían a ofrecer. Pensaba, cuánto alboroto por algo que sólo vive en el imaginario, ¡los años no existen!, y mientras estaba en mi momento filosófico, sentí una mirada que me traspasaba, tanto que hasta miedo me dio voltear a ver de quién era, y al levantar la cabeza me encuentro con unos ojos profundos, grises, tupidos de cejas, intensos, pero tiernos, capaces de leer mis pensamientos. Me quedé atrapada en su mirada por segundos, o minutos, no sé, sólo sentí que me disolvían, pero sí me veían, quizás la única mirada que había puesta en mí, en mi burbuja, en mi existencia. Sentí cómo esa mirada iba acercándose, no podía dejar de verla, estaba atrapada, mi mente me decía ve mas allá de los ojos, ve su rostro, su cuerpo, pero yo estaba atrapada por esos ojos grises, como hipnotizada, cuando de pronto estaba ahí muy cerquita de mí, y con un sólo dedo rompió mi burbuja, se acercó tanto que…
-TitiTiti, TitiTiti sonó el despertador, ay estaba soñando, y desperté en el momento revelador del sueño, me choca que siempre despiertas en el mejor momento, en el que realmente va a pasar algo donde todo te será revelado, ahí te despiertas, ¡ME CHOCA!
¿Sabías que los sueños son una expresión de tu inconsciente, y que en tu inconsciente está todo aquello que ocultas y no deseas que te sea revelado?, colegas, por favor no me analicen, que de eso trata este artículo, de las interpretaciones que cada uno hacemos de esto del año “nuevo”, y señalo que si hay uno nuevo pues forzosamente hay uno “viejo”.
Como se habrán dado cuenta, me quedé muy clavada con mi sueño, así que me propuse encontrar los mensajes ocultos que me ayudarían a entender qué había pasado en mi inconsciente, ¡qué me estaba tratando de decir!
Se acercaban ya las fiestas de fin de año, esas donde todos nos ponemos muy sensibles y nostálgicos, ¿qué será que en diciembre todos se dicen cosas lindas y se regalan cosas?, el sueño de los ojos intensos me perseguía, no salía de mi mente, me tenía atrapada en el misterio, ¿de quién serían esos ojos? Obviamente compartí mi sueño con algunas personas cercanas, así que recibí comentarios diversos, algunos me dijeron, -quizás es el amor de tu vida, y se ha mostrado a ti con sus ojos, lo cual no me encantaba, porque eran unos ojos como de un hombre viejo y, bueno, no es que yo sea una jovencita, pero un hombre tan grande no sé si estoy preparada para ello. Otros me dijeron que quizás era mi padre representado en esa mirada y que intentaba decirme algo, pero no, mi padre no tiene ojos grises, ni tampoco esa mirada. Al parecer mis respuestas no estaban en la interpretación de otras personas, así que decidí preguntarme a mí misma, haciendo la pregunta en mi mente y para mi mente ¿qué estas tratando de decirme?, ¿hay algo en esos ojos que yo debería descifrar?, esperé a que de alguna forma apareciera la respuesta, esperé, seguí esperando, volví a esperar y me cansé de esperar, nada ni nadie respondió. Así que decidí soltarlo con la esperanza de que cuando estuviera lista daría con la respuesta. Y llego Navidad con sus delicias, olores que invitan a comer sin parar, canciones y ambientes que te permiten abrazar y no pelear, pretextos para regalar y recibir, o quizás exigir eso que no quisiste comprarte con tu propia lana, ambiente amistoso que hasta los ateos festejan y disfrutan. Recuerdo a mi padre desde muy niña cuestionándonos siempre sobre el significado de la Navidad, muy esmerado en que nunca lo olvidáramos, y todo para que sus tres hijas no estuvieran dentro de los dogmas de fe. Pobre, él que con tanto amor nos contó una y otra vez sobre los acontecimientos del niño Dios. En fin, ya pasadas las fiestas navideñas donde a casi nadie le importa qué o a quién festejan sino más bien el alcohol y la comida que puedan consumir, y los regalos que van a recibir. Cuando se termina esa fiesta, es necesario descansar y prepararse para una aún más intensa, donde el alcohol y los calzones rojos son más importantes que la comida, la música o el propio motivo de festejo. Así es, me refiero a la fiesta de Año Nuevo, llena de rituales y de esperanzas para lo que viene. Y ahí me tienen, frente al espejo, sin saber qué usar para la fiesta más “importante del año”, todos me dicen ¿en serio? ¿Así te vas a ir vestida a la fiesta?, ponte tu vestido Búho, pues lo amerita el festejo, y aunque amo mi vestido Búho, estoy frente al espejo sin querer o sin saber qué usar o qué hacer para la “gran fiesta”. Entonces aparece la pregunta en mi mente ¿qué festejamos? Todos me responderían, ¡AÑO NUEVO! Ok, ¿y eso qué significa? Y algunos me dirían, -la posibilidad de volver a empezar, de renacer, la esperanza de que lo que no te gusta se puede cambiar, y aparece otra pregunta en mí ¿y todo eso no podría hacerlo cada día, cada momento, cada hora?, ¿por qué tengo que esperar todo un año para reinventar, para renovar, para tener esperanza, para volver a empezar? Silencio, no hay respuesta, nadie dice nada, pero todos piensan, “qué intensa”. Me quedo mirando mi reflejo, me atrapa mi propia mirada, la cual se convierte en esos ojos grises y de mirada intensa que había en mi sueño, abro grandes los ojos, pero los ojos del reflejo no se mueven, sólo me miran y provocan emociones, quiero apartar la mirada, pero no quiero, ahí estaba la respuesta a mi sueño, ahí estaba mi mirada, la mirada cansada e intensa de lo viejo, de lo ya vivido, de lo aprendido, de lo recorrido, lo sufrido, lo pensado, lo reído, lo llorado, lo amado, lo olvidado, lo perdido y lo recuperado, la mirada de lo construido a partir de lo experimentado, de todo lo aprendido y también de todo lo desechado. Entonces entendí, el festejo no es por lo que hay por vivir en el futuro 2022, la fiesta es por todo lo recorrido y vivido en el año que termina, festejo mi vida y la vida de los que aún siguen en esta tierra conmigo, festejo que los que ya se fueron están plenos y en la gracia del todo, festejo cada minuto vivido que me trajo hasta este espejo para comprender que solo soy lo que hoy veo y encuentro, que el futuro no existe y jamás existirá, así que lo nuevo siempre está en cada momento después del presente, y tengo la oportunidad de volver a empezar en cada instante, puedo renacer en julio o en octubre, la esperanza existe mañana o en dos horas y puedo cambiar ahora o en diez minutos. Sin embargo, deseo que lo que viene en tu vida esté lleno de responsabilidad, deseo que cada día te des la oportunidad de festejar y vivir como si fuera una fiesta deAño Nuevo, que veas cada momento lleno de posibilidades como ves las campanadas y las uvas, que abraces a quien amas y a los desconocidos con la misma euforia que lo haces a las 12 de la madrugada del día 31, que desees para el mundo la dicha y el cumplimiento de sus sueños que deseas en cada risa y baile de la fiesta de Año Nuevo, y también deseo que cada día te propongas ir al gym, comer sano, cuidar de ti, viajar, terminar con esa relación que te hace daño, hablarle más a tus papás, ser mejor hermana o hermano, y todos aquellos propósitos que escribes cada 31 de diciembre.
Y para terminar debo aclarar que la fiesta y la alegría del Año Nuevo no tendría que perderse JAMÁS. Sigamos bailando, bebiendo y festejando, sólo no olvidemos que no es necesario que se termine un año en el calendario para cambiar y volver a empezar.